Ya en el año 3 d.C. Octavio Augusto César le regaló un peluche hecho con piel de cerdo y relleno de paja a su mujer en el que habían escritas las palabras “Ego amote ab imo pectore”… MENUDA ESTAFA. De todos es sabido que San Valentín es una fiesta inventada por una pandilla de tipos gordos con sombrero de copa y tipos con traje, corbata, maletín, móvil adherido a la oreja y título universitario para sacarnos los cuartos una vez más en una fecha en la que no había ninguna festividad especial que aumentara las ventas de sus preciados grandes almacenes. Y a pesar de que todos somos conscientes de ellos la gran mayoría de la gente lo celebra, creyendo, realmente, que para ser un verdadero romántico hay que regalar algo en San Valentín.
Parece bastante ridículo que una pareja se vea obligada a que los magnates de los grandes almacenes decidan celebrar una fiesta de los enamorados para que esta pareja tengan un detalle el uno con el otro. La verdad es que no debería ser necesario un día concreto para regalar algo a alguien, o para tener un detalle concreto, y menos si lo que le vas a regalar es una cutretarjetadondeponequetequierocontodamialma… ¡es que ni siquiera la frase de la tarjeta es tuya!
Prácticamente todas los pueblos y culturas tienen su propio día de los enamorados. Yo soy catalán y nosotros tenemos una fiesta, la del patrón de Cataluña, el día de San Jorge (Sant Jordi para nosotros), que se podría considerar la fiesta de los enamorados, además de todo un festín de cultura, pues por una razón o por otra ha acabado celebrándose en esa misma fecha la feria del libro. Tradicionalmente, y con motivo de la leyenda que gira en torno del caballero San Jorge, que otro día explicaré, los chicos regalan una rosa a las chicas, y estas un libro a los chicos. Actualmente chicos y chicas se regalan rosas y libros por igual. Sinceramente, si hay que celebrar algo que sea mejor eso… como mínimo los libros son cultura, salvo el de Aznar… ups… eso no lo quería decir.
En cuanto a los verdaderos orígenes de la festividad de San Valentín se encuentran en Roma, en una fiesta celebrada durante el mes de febrero en honor a la diosa que dio nombre precisamente a ese mes. Fabruata Juno diosa de la fiebre del amor y de la fertilidad. La noche del 14 de febrero, la noche de lupercalias, se daba rienda suelta al amor. Exacto chicos, se llevaba a cabo una orgía (creo que es mejor manera de celebrar el día de los enamorados, ¿no? Yo lo haría así… ¡más barato y más divertido!). A suertes se escogían a los acompañantes amorosos y luego a disfrutar. Lógicamente la Iglesia (esa gran madre que vela por nosotros y que nos defiende de los enemigos exteriores como son la igualdad, la justicia, la diversión y la felicidad (cosas que solo los rojos, y Satanás pueden disfrutar, por que están condenados por Dios) estaba en contra de la festividad en cuestión, máxime cuando la orgía podía durar hasta 12 (doce) días (DOCE DÍAS… ¡DOCE! No uno, ni dos… ¡DOCE!) y el día 14 de febrero pasó a ser el día de uno de esos miles de santos mártires que tiene la Iglesia en reserva para cuando hay que suplantar una fiesta que no les gusta, se trataba de San Valentín. La historia de San Valentín no la explicaré por que no me importa un carajo, hablando mal, además de que hay siete mil versiones.
Y después de todo este plomo solo desearos feliz estafa y ojalá os atragantéis con los bombones con forma de corazón… oh dios con tantos corazoncitos de peluche, de papel y de chocolate la vida se hace más que empalagosa: asquerosa. A los que lo quieran celebrar y les haga ilusión: enhorabuena, feliz San Valentín, y a gastarse los cuartos. A los que no lo piensen celebrar: enhorabuena, bien venidos a mi club super especial de gente que odia las cosas que hacen felices a los demás, o simplemente, gente que no cree en según que cosas.
Atentamente.
P.D: no me he releído el texto ni pienso hacerlo de momento, no tengo tiempo. Si hay faltas, errores u os parece que no es apropiado os imagináis que está bien y ale, tan frescos.
Parece bastante ridículo que una pareja se vea obligada a que los magnates de los grandes almacenes decidan celebrar una fiesta de los enamorados para que esta pareja tengan un detalle el uno con el otro. La verdad es que no debería ser necesario un día concreto para regalar algo a alguien, o para tener un detalle concreto, y menos si lo que le vas a regalar es una cutretarjetadondeponequetequierocontodamialma… ¡es que ni siquiera la frase de la tarjeta es tuya!
Prácticamente todas los pueblos y culturas tienen su propio día de los enamorados. Yo soy catalán y nosotros tenemos una fiesta, la del patrón de Cataluña, el día de San Jorge (Sant Jordi para nosotros), que se podría considerar la fiesta de los enamorados, además de todo un festín de cultura, pues por una razón o por otra ha acabado celebrándose en esa misma fecha la feria del libro. Tradicionalmente, y con motivo de la leyenda que gira en torno del caballero San Jorge, que otro día explicaré, los chicos regalan una rosa a las chicas, y estas un libro a los chicos. Actualmente chicos y chicas se regalan rosas y libros por igual. Sinceramente, si hay que celebrar algo que sea mejor eso… como mínimo los libros son cultura, salvo el de Aznar… ups… eso no lo quería decir.
En cuanto a los verdaderos orígenes de la festividad de San Valentín se encuentran en Roma, en una fiesta celebrada durante el mes de febrero en honor a la diosa que dio nombre precisamente a ese mes. Fabruata Juno diosa de la fiebre del amor y de la fertilidad. La noche del 14 de febrero, la noche de lupercalias, se daba rienda suelta al amor. Exacto chicos, se llevaba a cabo una orgía (creo que es mejor manera de celebrar el día de los enamorados, ¿no? Yo lo haría así… ¡más barato y más divertido!). A suertes se escogían a los acompañantes amorosos y luego a disfrutar. Lógicamente la Iglesia (esa gran madre que vela por nosotros y que nos defiende de los enemigos exteriores como son la igualdad, la justicia, la diversión y la felicidad (cosas que solo los rojos, y Satanás pueden disfrutar, por que están condenados por Dios) estaba en contra de la festividad en cuestión, máxime cuando la orgía podía durar hasta 12 (doce) días (DOCE DÍAS… ¡DOCE! No uno, ni dos… ¡DOCE!) y el día 14 de febrero pasó a ser el día de uno de esos miles de santos mártires que tiene la Iglesia en reserva para cuando hay que suplantar una fiesta que no les gusta, se trataba de San Valentín. La historia de San Valentín no la explicaré por que no me importa un carajo, hablando mal, además de que hay siete mil versiones.
Y después de todo este plomo solo desearos feliz estafa y ojalá os atragantéis con los bombones con forma de corazón… oh dios con tantos corazoncitos de peluche, de papel y de chocolate la vida se hace más que empalagosa: asquerosa. A los que lo quieran celebrar y les haga ilusión: enhorabuena, feliz San Valentín, y a gastarse los cuartos. A los que no lo piensen celebrar: enhorabuena, bien venidos a mi club super especial de gente que odia las cosas que hacen felices a los demás, o simplemente, gente que no cree en según que cosas.
Atentamente.
P.D: no me he releído el texto ni pienso hacerlo de momento, no tengo tiempo. Si hay faltas, errores u os parece que no es apropiado os imagináis que está bien y ale, tan frescos.